Reproducimos aqui, una reseña-comentario de un libro relevante sobre la explotación y la destrucción que generan las maquiladoras de jeans en Tehuacán, Puebla, como una muestra más del injusto y rapaz capitalismo. Cabe recordar que es en Puebla en donde se ubica, por cierto, el represivo y criminal impune “rey de la mezclilla” Kamel Nacif. ¡Aguas!, estemos atentos a la reforma laboral que pretende imponer el usurpador en este año, pues seguramente propone, como siempre, quitar derechos laborales, acrecentar y legalizar las condiciones aberrantes de opresión y explotación en las que se encuentran la mayoría de las personas con empleo en nuestro país. No lo permitamos!
Publicación: Razón Cínica.No. 1 Nueva Época. 25 de mayo de 2009,
Comentario del libro: Tehuacán: Del calzón de Manta a los Blue Jeans, de Martín Amaru Barrios Hernández y Rodrigo Santiago Hernández.
Los costos de la moda
Escrito por: Diana Ávalos
Martín Barrios es el Presidente de la Comisión de Derechos Humanos y Laborales del Valle de Tehuacán (CDHL), en esta publicación nos presenta un informe sobre las condiciones laborales de los trabajadores de la industria de la maquila en el Valle de Tehuacán, a su vez, reporta una serie de denuncias de los problemas ambientales generados por el manejo irresponsable de desechos de las maquilas.
Tehuacán es una región que cuenta con un alto porcentaje de población indígena, principalmente nahuas, mazatecos, popolocas y mixtecos. En la última década estos pueblos han tenido que modificar su estilo de vida, e incluso abandonar su comunidades o el país debido al auge y posteriormente decadencia de la industria maquiladora en la zona.
La industria maquiladora se presenta como el camino a seguir para el crecimiento y desarrollo económico en el país con proyectos como Marcha al Sur, el Plan Puebla-Panamá y el Área de Libre Comercio de las Américas.
A través de este reporte podemos observar el deterioro de las condiciones laborales de los trabajadores de las maquiladoras quienes han visto como sus salarios y prestaciones disminuyen día con día como consecuencia de la recesión económica estadounidense y de la negligencia en materia laboral por parte del gobierno mexicano.
Afectaciones Laborales
La industria de la confección en Tehuacán tiene una antigüedad de 3 décadas. Los primeros en incursionar en el sector fueron principalmente de origen español como la familia Fernández, que es dueña de Grupo Navarra; y de origen libanés como el núcleo Haddad que era propietario de Grupo Famián, que posteriormente formaría parte de Tarrant Apparel Group.
Hasta antes del inicio de la desaceleración económica de Estados Unidos en el 2001, la industria del vestido local empleaba alrededor de 70,000 trabajadores, para mayo del 2002 esta cifra había disminuido hasta 45,000 trabajadores. En la región de Tehuacán se perdieron alrededor de 8mil empleos en la maquiladora de la industria del vestido entre enero de 2003 y febrero de 2004. Seis mil empleos perdidos corresponden a los que Tarrant Apparel Group (cuyo mayor accionista es el magnate poblano Kamel Nacif Borge) provocó con el cierre total de sus ocho plantas en la región. Con ello, se ha producido un desplome salarial generalizado en la zona que ha alcanzado reducciones de hasta un 50% - los salarios actuales de esta industria varían entre cantidades que van de los 300 a los 1000 pesos por semana. Además de la disminución de los salarios, los trabajadores han sufrido condiciones tales como el aumento de jornadas laborales intensivas de hasta 12 horas diarias, incremento en las cuotas de producción o “tareas”, desaparición de prestaciones como el reparto de utilidades o vacaciones, así como la omisión de los empresarios en su obligación de afiliar a sus trabajadores al IMSS. A raíz del cierre de Tarrant Apparel Group, Grupo Navarra quedó como el consorcio más grande de la región.
Además de los bajos salarios, las condiciones predominantes en las maquiladoras son opresivas para los trabajadores y violatorias a sus derechos laborales básicos pues sufren de malos tratos y humillaciones de los supervisores, acoso y hostigamiento sexual, ausencia de libertad de sindicalización y libre asociación así como de contratos colectivos de trabajo, y discriminación racial especialmente hacia la población indígena.
Como consecuencia del deterioro de las condiciones laborales y económicas en la zona, la práctica del trabajo a domicilio se ha vuelto cada vez más común. Este tipo de trabajo es intensivo, detallado y repetitivo, tal como el deshebrado de prendas, hechura de ojales y pegado de botones, y se realiza como subcontrato para fabricantes medianos y pequeños con el fin de abaratar costos. La mayoría de los trabajadores a domicilio son mujeres, aunque también participan otros miembros de la familia, incluyendo niños. El pago es estrictamente por pieza y los trabajadores generalmente no reciben el salario mínimo legal pues les pagan generalmente entre 25 y 30 centavos por pieza u 8 pesos por bulto. En un periodo de 8 horas, una persona podría completar 300 piezas, recibiendo aproximadamente 32 pesos. Sobra decir que no reciben seguridad social ni ninguna otra prestación pues ni siquiera figuran como parte de la planta laboral.
Actualmente la industria del vestido en la región maquila tanto para el mercado local como para el de exportación, prendas como: overoles y uniformes industriales; bermudas y shorts; batas para dormir; chamarras; blusas, lencería y corsetería para mujeres; bordados industriales; camisas de vestir y casuales; camisetas; gorras; y lo más importante, los pantalones de mezclilla para varones, mujeres y niños. Anteriormente todos los insumos, incluyendo el textil, se importaban, pero actualmente algunos de los grandes consorcios que operan en la región realizan su producción por paquete completo, por lo que ahora cuentan con la elaboración de su textil, o al menos ya se compra en el mercado nacional.
La mayoría de los productos textiles maquilados en Tehuacán son para empresas estadounidenses y el mercado de su país, en su mayoría marcas reconocidas internacionalmente como: Levi’s, Wrangler, Guess, Calvin Klein, Tommy Hilfiger, Ralph Lauren, Quicksilver, Dockers, Ocean Pacific, Lei, Gap, Old Navy, Banana Republic, American Eagle, Armani, Express, JC Penney, XOXO, entre otras.
Afectaciones Ambientales
El agua es el principal recurso natural de Tehuacán, líquido que hizo conocida a la ciudad por su industria embotelladora de refrescos de agua mineral.
En marzo del 2000, el Organismo Operador de Servicios de Agua Potable y Alcantarillado arrojó datos alarmantes sobre el uso, la necesidad y el abasto del agua en la ciudad entre los cuales caben destacar:
· Los mantos friáticos disminuyen entre 1 y 1.5 metros anualmente en Tehuacán, mientras que la población crece entre 10 y 13 mil habitantes al año.
· Anteriormente los pozos requerían de una perforación de 15 metros para encontrar agua, en el 2000 se requería de una profundidad de hasta 200 metros.
Los permisos de explotación de pozos para las lavanderías de mezclilla son concedidos por la Comisión Nacional del Agua. Esta dependencia federal no hace nada por evitar la sobreexplotación y posibles impactos a largo plazo de los acuíferos por parte de la industria del vestido. Mientras tanto, a las Sociedades de Agua de los núcleos campesinos de la región les son negados los permisos para la perforación de pozos para uso agrícola.
Es importante señalar que muchas de las instalaciones de las refresqueras que han desaparecido, han sido compradas o rentadas por Tarrant Apparel Group, lo que implica una mayor sobreexplotación del agua, ya que esas instalaciones están construidas encima de manantiales, de los cuales ahora extraen agua para deslavar mezclilla. Por su parte, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente ha catalogado a las lavanderías de mezclilla como las empresas más contaminantes de Tehuacán, sin que esto signifique que dicha institución haga algo por controlar e impedir la contaminación que estas empresas generan en el entorno.
Dentro de los problemas de contaminación ambiental que genera esta industria en la región, cabe destacar el incremento de casos de leucemia entre menores que viven en colonias cercanas al Dren de Valsequillo, que es el canal de riego convertido ahora en canal de aguas residuales. Las descargas de la lavandería al Dren de Valsequillo empiezan en Cuayucatepec, y atraviesan toda la ciudad, hasta terminar en San Diego Chalma, donde el agua, ya de un color azul oscuro, se utiliza para el riego agrícola.
Los pantalones de mezclilla pasan por varios procesos de lavado y en los últimos años se ha incrementado el uso de sustancias aún más tóxicas para poderles dar el acabado “de moda”. Como resultado, las descargas de agua de las lavanderías tienen residuos de pelusa de mezclilla, químicos como grancell, permanganato de potasio, cloro, sosa caústica, ácido acético, bisulfito, antiozeno, arenas sílicas y residuos de piedra pómez. Además, se ha detectado que el agua que fluye por el Dren de Valsequillo, contiene metales pesados como zinc, plomo, cobre, níquel, selenio, cadmio, cromo y mercurio. Estos elementos producen daños en las plantas que son regadas con esas descargas y también pueden producir alteraciones neurológicas, disfunciones y anemia entre otras enfermedades.
Algunas conclusiones
Mediante el Plan Puebla-Panamá y el proyecto Marcha al Sur, el gobierno mexicano promueve la extensión del modelo de desarrollo económico de las maquilas de Tehuacán a los estados del sur. Desgraciadamente, en su supuesto apuro por desarrollar el sur, es muy poco probable que examine y aprenda de las negativas experiencias del modelo de Tehuacán, incluyendo la destrucción de la cultura indígena y las comunidades agrícolas tradicionales, el abuso y la contaminación del agua por las lavanderías de blue jeans y otros impactos ambientales negativos, la explotación de trabajadores infantiles, violaciones a los derecho de los trabajadores, la cada vez mayor concentración de riqueza y poder en manos de una pequeña élite de familias locales e inversionistas extranjeros, así como la extensión de los talleres subcontratistas sin regulación.
Las estrategias conjuntas entre grupos locales y nacionales mexicanos y sus aliados en Estados Unidos y Candá son necesarias para presionar y comprometer a los comercializadores de marcas estadounidenses para que traten con los problemas de los lugares de trabajo. Los temas que hay que poner en la agenda de las marcas comprenden el hostigamiento sexual, horas extra no pagadas, discriminación contra trabajadores indígenas, mujeres embarazadas y simpatizantes de sindicatos independientes, salarios de pobreza, problemas de salud asociados a exposición a sustancias tóxicas y despidos injustificados.
Este libro expone tan sólo un ejemplo de los miles de casos de empresas en nuestro país que durante años han explotado impunemente la tierra y abusado de los trabajadores. Sin una ley del trabajo más rígida y justa no se puede esperar un verdadero desarrollo regional. A su vez, se necesita brindarle mayor educación a los trabajadores e informarlos sobre sus posibilidades de organización y defensa frente a los abusos patronales. Ante el crecimiento de las transnacionales y el neoliberalismo, la creación de sindicatos independientes parece ser la única alternativa de protección laboral.
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